Y fui deslizándome
lentamente
por todo tu cuerpo,
recorriendo y hurgando
cada intersticio de placer,
hasta que toqué tu alma,
y fue en ese mágico instante
cuando te entregaste toda
y comenzaste a amarme
sin reservas,
sin miedos,
sin prisas,
y sin reticencias
lentamente
por todo tu cuerpo,
recorriendo y hurgando
cada intersticio de placer,
hasta que toqué tu alma,
y fue en ese mágico instante
cuando te entregaste toda
y comenzaste a amarme
sin reservas,
sin miedos,
sin prisas,
y sin reticencias
Comentarios