La
palabra candidato (candidatus) viene del latín candidus que significa “blanco
brillante”.
En tal sentido, la palabra candidato viene de cándido: puro, limpio, inmaculado, radiante, sincero y no significa ingenuo o tonto como muchos suponen.
En la antigua Roma los candidatos eran personas que, por sus cualidades morales, estaban aptos para ocupar cargos importantes y cuando postulaban a cargos públicos se vestían con togas blancas.
El color blanco simbolizaba fidelidad, honestidad y pureza.
Se dice que los candidatos posaban con sus togas abiertas para que la gente pudiera ver sus cicatrices de guerra, como señal de valentía.
En tal sentido, la palabra candidato viene de cándido: puro, limpio, inmaculado, radiante, sincero y no significa ingenuo o tonto como muchos suponen.
En la antigua Roma los candidatos eran personas que, por sus cualidades morales, estaban aptos para ocupar cargos importantes y cuando postulaban a cargos públicos se vestían con togas blancas.
El color blanco simbolizaba fidelidad, honestidad y pureza.
Se dice que los candidatos posaban con sus togas abiertas para que la gente pudiera ver sus cicatrices de guerra, como señal de valentía.
El candidato que los electores desean y
necesitan debe ser honesto, conciliador, respetuoso, amable, sincero,
tener sentido de justicia y control emocional.
Además debe tener comunicación afectiva, capaz de
interpretar a sus electores y facilidad para acercarse a los demás.
Su discurso debe estar orientado a la defensa de los
derechos ciudadanos y a la protección de los desvalidos y desheredados de la
fortuna.
Su tribuna debe ser una trinchera que combata
apasionadamente los actos de corrupción, las injusticias y la impunidad.
Su discurso se debe centrar en la verdad, sin demagogias,
y sin hacer promesas exageradas y ficticias, porque son muchos los políticos
que se han distanciado de sus electores porque actúan contrario a lo que
prometen.
Un candidato triunfador debe ser veraz y sus
argumentos tienen que estar ajustados a los principios y valores que rigen la
sociedad.
Y algo importante, el candidato debe rodearse de un
equipo capaz de interpretar su discurso y de realizar las tareas de persuasión
que lleve al elector a dar su voto por su candidato.
Un candidato gana con un buen equipo que trabaje
entusiastamente a favor de su candidatura.
Al respecto, Alvaro Matud, experto asesor de
candidatos dijo lo siguiente:
“¿Y quién colocó a Obama en la Casa Blanca?
Evidentemente, los cerca de 68 millones de electores que votaron por el 'Yes,
we can'. Pero ¿y el equipo que tuvo detrás? "Obama ganó porque
montó una logística digna de una invasión militar".
Y luego señaló: "Los equipos estuvieron
perfectamente coordinados en cada ciudad. Siempre, detrás de los
grandes candidatos, hay grandes equipos"
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