El 16 de agosto del 2012, el Lic.
Danilo Medina se juramenta como Presidente de la República, para iniciar, según
sus palabras, un gobierno ético y decente, diferente a la administración
Fernández.
A casi cuatro años de gobierno, la
sociedad dominicana se siente decepcionada con los escandalos de corrupción a
todos los niveles y el ciudadano Presidente de la República ha optado por el
mutismo.
El Presidente Medina dijo que tan
solo con el rumor público destituiría y sometería a la justicia a los
funcionarios prevaricadores y corruptos y no ha hecho nada.
El pueblo dominicano pide a gritos
que los administradores públicos sean hombres probos, honestos, decentes,
decorosos y responsables en su accionar público y privado.
Ante tantos escándalos, robos,
prevaricación, dolo y pillaje, ya nadie cree que pueda aparecer un hombre
honesto, la incredulidad se ha apoderado de nuestra sociedad y está cual
Diógenes que salió con una lámpara encendida a plena luz del día buscando
hombres honestos sin encontrarlos.
Los ciudadanos dominicanos, cansados
de la ineptitud y la corrupción de nuestros actuales administradores de los
recursos públicos están requiriendo de funcionarios que tengan
capacidad para el desempeño de sus funciones y que estén investidos de
pulcritud, honestidad y honradez.
Jorge Martínez Lavandier, fue por
espacio de 35 años funcionario público y desempeñó en varias ocasiones los
cargos de Director General de Aduanas y Director General de Rentas Internas;
además fue Superintendente de Bancos, entre otras posiciones.
Murió a la edad de 82 años, sumido
en la inopia.
Después de haber ocupado esas altas
posiciones, fue a parar a un Hogar de Anciano, con una insignificante pensión
de RD$6,000.00.
Hipólito Mejía, siendo presidente
de la República lo visitó y le aumentó su pensión a RD$25,000.00.
Con relación a un artículo de Negro
Veras, Jorge Martínez Lavandier le escribe y le dice que sus amigos lo acusan
de pendejo por salir pobre, habiendo ocupado tan altos cargos públicos.
Una parte de la carta dice lo
siguiente: “Con mezquina y triste razón me califican de “tonto”, muchos que hoy
me ven afanando por ganarme mi pan. -Ello no me molesta, porque a cambio de
ello recibo no a manos llenas, pero sí a corazón lleno, el reconocimiento
sincero de los buenos de corazón que creen en mí y en mi humilde capacidad y
experiencia.- Con ellos me basta y me sobra, pues me permiten no tener que
involucrarme en la vorágine de la “mafia” (para usar el término de moda)
económica que nos envuelve y nos ahoga a todos en el proceloso mar de la
corrupción en que vivimos. (tomado de un artículo de Negro Veras, publicado en
el periódico El Caribe, del 29 de octubre del 2011).
Nos cuenta Jacinto Gimbernard que
hubo un empresario muy humanitario, pero discreto, que fue el protector
económico de Jorge Martínez Lavandier en su vejez desvalida y enferma y que le
dijo:
"Es que Jorgito fue un mal
ejemplo para la sociedad". Era un hombre de talento, abogado, político
creyente en la decencia... con 35 años al servicio del Estado, fue Director
General de Aduanas, Director General de Rentas Internas, Administrador General
del Banco Agrícola, Director de Recuperaciones e Inversiones del Banco
Reservas...y así una vida en posiciones en las cuales...diría que todo el mundo
se hace millonario. El se mantuvo percibiendo estrictamente su salario, que
como sabes, es siempre escaso por estos países nuestros, donde la corrupción se
da por descontada. ¿Cuál fue el mensaje, la enseñanza que involuntariamente
dejó?: Que la honradez no paga. Que a esas altas posiciones se va a robar...a
"hacerse". ¿No es eso un mal ejemplo para la sociedad?
(Jacinto Gimbernard Pellerano, El
Caribe, 1 de octubre del 2004).
Este es el perfil de un funcionario
honrado llamado Jorge Martínez Lavandier.
Es mi deseo, como ciudadano
dominicano, que el próximo Presidente de la República se agencie de
funcionarios de este calibre para que se adecente la administración pública.
¿Qué piensa usted de lo que acaba
de leer?
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