Fuiste ese último verso
que no llegué a escribir
aquella noche en que la penumbra nos cubrió
y quedamos separados,
escindidos,
desarraigados...
Hoy, eres ese verso olvidado
porque tristemente
nos despedimos
sin decir adiós,
sin hablar,
sin mirarnos,
sin un abrazo,
sin un apretón de manos...
Tal vez tú llorarás,
quizás yo lloraré,
y es que nuestro adiós
fue tan repentino
que no nos dimos cuenta
que estábamos despidiéndonos
dejando inconcluso,
tal vez, un gran amor
que hoy languidece
en la sombra de un silencio
tácitamente concertado.
Fuiste mi último verso,
mi último verso olvidado.
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