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Caín, Dios y yo

En Times Square, en la ciudad de New York, un periodista retirado se encuentra con un extraño personaje llamado Caín, con quien comparte vivencias personales y discute temas referentes a la dualidad del universo y la existencia de Dios. En  esa conversación se hace presente un amigo ateo, con el cual comparten sus criterios de Dios, el hombre y la religión A continuación copiamos un fragmento de este encuentro: —Caín, Beto es ateo— le dije, con el propósito de iniciar una conversación filosófica o teológica. Caín sonrió ampliamente y mantuvo silencio. Beto explotó de risa y con aquella jovialidad que siempre le ha caracterizado me dijo: —Tú siempre buscando una oportunidad para armar discusiones. Entonces, Caín tomó participación y volvió su mirada hacia Beto y dijo: —¿En realidad eres ateo? Se produjo una breve interrupción debido a que unos turistas nos bloquearon para tomarse unas fotos con los policías montados a caballo que están en la pl

La ruta del sembrador

Eran las cuatro de la mañana. Gabriel Peldaño se había levantado más temprano que de costumbre porque tenía varias diligencias que hacer antes de llegar al surco. Amantina, su fiel esposa, también se levantó para despedir a su marido con el cual vive desde hace cuarenta años. Se dirigió, envuelta en una cubierta de algodón, con su bacinilla en la mano, hacia la letrina para botar los orines, cepillarse los dientes y prepararse para las faenas del día. Cuando terminó de su aseo personal, se fue directamente a la cocina que estaba situada como a dos metros fuera de la casa. Era una cocina típica de la zona rural, construida con tablas de palma, el piso de tierra, techada de cana y con sus anaqueles para disponer de los utensilios de la cocina. Don Gabito, que era como le llamaban a Gabriel, estaba sentado en la cocina en una silla de madera tejida de guano, cerca del fogón, el cual   había prendido para calentarse y para poner el agua de colar el café. Amantina, siempre dispuesta,