Tu piel se erizaba con la mía
y los espasmos de tu vientre
eran frenéticos e indomables.
Estabas salvajemente excitada,
no había manera de detenerte,
solo me entregué a tus placeres
y a la pasión encadenante
de tus orgasmos incesantes.
de tus orgasmos incesantes.
Te sentía tan mía,
y tú me sentías tan tuyo.
y tú me sentías tan tuyo.
Tú y yo,
dos cuerpos en llamas
que se volatizaron
y solo se sentía
el ardiente placer
de nuestra intimidad desnuda.
dos cuerpos en llamas
que se volatizaron
y solo se sentía
el ardiente placer
de nuestra intimidad desnuda.
Nuestra lascivia nos llevó
a consumirnos en el infierno
y nuestra entrega absoluta
nos ascendió a los portales
de la gloria.
a consumirnos en el infierno
y nuestra entrega absoluta
nos ascendió a los portales
de la gloria.
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