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Mostrando las entradas de abril, 2020

Soneto al Cristo crucificado

No me mueve, mi Dios, para quererte   el cielo que me tienes prometido,  ni me mueve el infierno tan temido  para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor, muéveme el verte  clavado en una cruz y escarnecido,  muéveme ver tu cuerpo tan herido,  muévenme tus afrentas y tu muerte. Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,  que aunque no hubiera cielo, yo te amara,  y aunque no hubiera infierno, te temiera. No me tienes que dar porque te quiera,  pues aunque lo que espero no esperara,  lo mismo que te quiero te quisiera. Anónimo, atribuido a Santa Teresa